Mario Conde siempre fue un personaje polémico, pero pocos conocen a la persona que se encierra detrás. Durante años trabó amistad con un joven antropólogo que pudo sacar lo mejor de sí, la más estrecha relación entre lo divino y lo humano, el sufrimiento y la alegría, la compasión y la lucidez. Se abre así una brecha diferente entre aquello que el imaginario social ha creído del autor y su otra cara más oculta, cercana y sincera.
En estas cartas íntimas y en algunos casos profundas, se intenta desenmascarar al hombre bueno, al amigo de sus amigos, al místico y poeta, al trovador que decide implicarse en la vida social pero también en lo personal y escondido. Mario Conde demuestra ser una persona compleja, pero al mismo tiempo generosa. Con amigos en el cielo y en el infierno, sin importarle en absoluto su condición social. Capaz de cenar con mendigos o con poderosos si ambos poseen algún tipo de lucidez o aprendizaje.
Javier León, tímido y reservado antropólogo y escritor consiguió descubrir a ese otro hombre y lo devolvió a la humanidad de todos. Buceó en la polémica, descartó prejuicios y arriesgó su propia intimidad para desvelar los secretos de la fama y el éxito, pero sobre todo, del ser humano que todos llevamos dentro.