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Elena Garro

Los recuerdos del porvenir

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  • Alejandra Arévalohar citeretfor 5 år siden
    Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Solo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, y como el agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo, rodeada por las hierbas, encerrada en sí misma y condenada a la memoria y a su variado espejo. La veo, me veo y me transfiguro en multitud de colores y de tiempos. Estoy y estuve en muchos ojos. Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga.
  • Alejandra Arévalohar citeretfor 5 år siden
    como la memoria contiene todos los tiempos y su orden es imprevisible, ahora estoy frente a la geometría de luces que inventó a esta ilusoria colina como una premonición de mi nacimiento.
  • Irlanda Sánchez Juárezhar citeretfor 4 år siden
    Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga.
  • Alejandra Arévalohar citeretfor 5 år siden
    «No todos los hombres alcanzan la perfección de morir; hay muertos y hay cadáveres, y yo seré un cadáver», se dijo con tristeza; el muerto era un yo descalzo, un acto puro que alcanza el orden de la Gloria; el cadáver vive alimentado por las herencias, las usuras, y las rentas.
  • Irlanda Sánchez Juárezhar citeretfor 4 år siden
    —¡Es difícil tener hijos! Son otras personas…
  • Lizzette Canohar citeretfor 4 år siden
    Esperen un momento: el diccionario, conjunción de los cerebros del hombre, nos lo va a decir.
  • Lizzette Canohar citeretfor 4 år siden
    Al rato se muere, ya se está desdibujando toda…
  • Abi Gaelhar citeretfor 5 år siden
    ¿Qué esperábamos? No lo sé, sólo sé que mi memoria es siempre una interminable espera
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 5 år siden
    El extranjero no salía de su asombro. Lo invadió una mezcla de ternura e ironía: se dio cuenta de que los animales eran recogidos como él
  • Alejandra Arévalohar citeretfor 5 år siden
    —Los políticos no tienen delicadeza.
    —¿Delicadeza?
    —Sí. ¿Cómo se atreven a creerse indispensables?
    Isabel sonrió. Sólo su madre era capaz de decir que Calles no tenía delicadeza, cuando estaba fusilando a todos los que parecían un obstáculo para su permanencia en el poder.
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