Una tarde triste. Compras. Adquisición (frívola) de un pastel en la panadería. Al atender a un cliente, la empleada dice Voilà. La expresión que yo usaba cuando le traía algo a maman, cuando la cuidaba. Ya hacia el final, semiconsciente, ella repitió débilmente Voilà (una palabra que nos habíamos dicho toda la vida).
La palabra de la camarera hizo que se me llenaran los ojos de lágrimas. Seguí llorando un buen rato en el apartamento silencioso.
Así puedo entender mi duelo.
[…]
El punto más doloroso en el momento más abstracto…