El Museo de la Rendición Incondicional

El bolso siguió siendo el almacén central de los recuerdos.

Por lo demás todo está igual, ha cambiado poco. Las manos tienen memoria. Lo único que cambia es el olor. Antes olía a chica joven, y ahora a mujer madura.

Una historia bien inventada no tiene por qué parecerse a la vida real; la vida se empeña con todas sus fuerzas en parecerse a una historia bien inventada», escribió Isaak Bábel.

Las descripciones de las escenas de amor, incluso en las páginas de las mejores novelas, siempre están al borde de la pornografía. Lo que hace grandes las escenas de amor no es el arte del escritor en la descripción, sino el contexto, la historia. Yo no la tenía. Me encontraba dentro de una pura fórmula del género porno, como en una ratonera.

Estaba en una época en la que la mentira, como estrategia legítima, se consentía solo en la literatura, pero ya no en la vida.

Sería no solo barato, sino inexacto, decir que el ratón es un sustituto habitual eufemístico del pene.

Sería no solo barato, sino inexacto, decir que el ratón es un sustituto habitual eufemístico del pene.

Sería no solo barato, sino inexacto, decir que el ratón es un sustituto habitual eufemístico del pene.

Arrugando con la mirada pálida el invisible pañuelo (que necesitaría si rompía a llorar), esa Jannet de cuerpo grande, suave y pesado irradiaba una tranquila lerdez de peluche.

haber cumplido los siete, adquiriría las primeras nociones sobre lo verdadero y lo falso y llegaría a la conclusión de que lo falso era mucho más bonito que lo verdadero.