Jan-Werner Müller

Qué es el populismo

  • b7085295946har citeretfor 6 år siden
    Cuando están en campaña, los populistas retratan a sus rivales políticos como parte de la élite corrupta e inmoral; cuando gobiernan, se niegan a reconocer la legitimidad de cualquier oposición.
  • gorgonio500har citeretfor 6 måneder siden
    El gobierno populista manifiesta tres aspectos: procura apropiarse del aparato del Estado, recurre a la corrupción y al “clientelismo de masas” —intercambio de beneficios materiales o favores burocráticos a cambio del apoyo político de ciudadanos que se convierten en “clientes” de los populistas— y se esfuerza sistemáticamente por suprimir a la sociedad civil. Desde luego que muchos gobiernos autoritarios harán cosas similares; la diferencia es que los populistas justifican su conducta afirmando que solamente ellos representan al pueblo

    AMLO LO HA APLICADO CON LOS PROGRAMAS SOCIALES

  • Fernanda Monsalvo Basalduahar citeretfor 3 år siden
    el término también se asocia sobre todo con determinados estados de ánimo y emociones: los populistas están “furiosos”; sus votantes están “frustrados” o sufren de “resentimiento
  • Fernanda Monsalvo Basalduahar citeretfor 3 år siden
    El término se utiliza regularmente como sinónimo de “antisistema
  • Miguel Velascohar citeretfor 4 år siden
    En términos llanos, la democracia es un sistema en el que sabes que puedes perder, pero también sabes que no siempre vas a perder.
  • Miguel Velascohar citeretfor 4 år siden
    Las diferencias principales entre democracia y populismo deberían estar claras para este momento: la primera permite que las mayorías autoricen a representantes cuyas acciones pueden o no terminar amoldándose a lo que la mayoría de los ciudadanos esperaba o habría deseado; el último pretende que ninguna acción de un gobierno populista pueda cuestionarse, pues “el pueblo” así lo ha deseado. Una asume el juicio falible y discutible de las cambiantes mayorías; el otro imagina una entidad homogénea fuera de todas las instituciones, cuya identidad e ideas pueden representarse por completo. Una asume, si acaso, un pueblo de individuos, de forma que al final sólo los números cuenten (en las elecciones); el otro da por sentada una “sustancia” más o menos misteriosa y el hecho de que inclusive grandes cantidades de individuos (incluso mayorías) puedan equivocarse en su intento de expresar adecuadamente dicha sustancia. Una asume que las decisiones tomadas como resultado de haber seguido procesos democráticos no son “morales” en el sentido de que toda oposición deba considerarse inmoral; el otro postula una decisión moral adecuada incluso en circunstancias de profundo desacuerdo en torno a la moralidad (y a la política). Por último —y esto es lo más importante— una acepta que “el pueblo” nunca puede aparecer de forma no institucionalizada y, sobre todo, acepta que una mayoría (e incluso una “inmensa mayoría”, término preferido de Vladimir Putin) en el parlamento no es “el pueblo” y no puede hablar en nombre de éste; el otro asume precisamente lo contrario.
  • Miguel Velascohar citeretfor 4 år siden
    Los populistas no sólo critican a las élites; también afirman que ellos y sólo ellos representan al pueblo verdadero
  • Miguel Velascohar citeretfor 4 år siden
    Francis Fukuyama y el título era, por supuesto, “El fin de la historia”. Afirmar con desdén que obviamente la historia no concluyó al terminarse la Guerra Fría ha sido desde hace tiempo un método fácil para aparentar sofisticación intelectual. Pero ciertamente Fukuyama no predijo el fin de todo conflicto; simplemente se había arriesgado a decir que al nivel de las ideas no había más rivales para la democracia liberal. Reconoció que otras ideologías podían gozar de apoyo aquí y allá, y sin embargo mantuvo que ninguna de ellas sería capaz de competir contra el atractivo global de la democracia liberal (y del capitalismo de mercado).
  • Miguel Velascohar citeretfor 4 år siden
    populismo, entonces, puede ser lo que el científico social holandés Cas Mudde ha denominado una “respuesta democrática antiliberal al liberalismo antidemocrático”. El populismo es visto como amenaza, pero también como un potencial correctivo para una vida política que de alguna forma se ha distanciado demasiado de “el pueblo”.3 La sorprendente imagen que propone Benjamin Arditi para capturar la relación entre el populismo y la democracia podría ofrecer algo más al respecto. De acuerdo con Arditi, el populismo es como el borracho de la fiesta: no respeta los modales en la mesa, es grosero, incluso podría ponerse a “coquetear con las esposas de otros invitados”. Pero el bebedor también podría estar revelando la verdad sobre la democracia liberal que ha olvidado su ideal fundacional: la soberanía popular.4
  • Fernanda Gutierrezhar citeretfor 4 år siden
    La concepción moralista de la política impulsada por los populistas claramente depende de algún criterio para distinguir lo moral de lo inmoral, lo puro de lo corrupto, la gente que importa, en la jerga de Trump, de quienes “no significan nada”.
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