La idea de la lucha de clases puede inducir a error. No se trata de una prueba de fuerza que dirime la cuestión de quién vence y quién pierde ni de un pugilato tras el cual el vencedor está bien, y el perdedor, mal. Pensar así sería encubrir los hechos con ideas románticas, pues la burguesía, salga victoriosa o derrotada de la lucha, está condenada al ocaso a causa de sus contradicciones internas, que serán letales para ella a lo largo de la evolución