Máximo Gorki, de nombre Alekséi Maksimovich Péshkov, fue iniciado en el mundo literario por su abuela, con quien vivió desde los cinco años tras la muerte de su padre. Emancipado, ejerció los más diversos y variados oficios, entre ellos el de pasante de abogado, que le permitió la frecuente lectura. Comenzó a escribir en 1892, y a principios del Siglo XX, ya era conocido en toda Europa. En San Petersburgo, se relacionó con un grupo revolucionario soviético, que le introdujo en el mundo bolchevique, conociendo profundamente los problemas sociales. Por motivos de salud, viajó a Capri, en Italia, pasando periodos en esta ciudad y otros en Rusia, a donde volvió a vivir como consecuencia del advenimiento del fascismo en Alemania. En esa época, criticó a Lenin y Trotsky, y marchó de nuevo a Italia. Enaltecido por Stalin, regresó con grandes honores a Rusia, pero con el tiempo fue cayendo en desgracia, hasta su extraña muerte (se dice que la mano de Stalin estuvo por medio), en 1936.
Es autor de obras teatrales, cuentos y novelas, algunas de ellas de carácter autobiográfico.