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Adelbert von Chamisso

El hombre que perdió su sombra

  • Gaby TeDehar citeretfor 4 år siden
    —¿Ah, sí? ¿Arriesgado? —repitió, y se echó a reír a carcajadas en mi cara—. ¿Qué es su alma, si me lo permite? ¿La ha visto jamás? ¿Y qué va a hacer con ella cuando esté muerto? Ya puede estar contento de encontrar un pretendiente que sienta interés todavía y quiera pagar algo real por ese nadie-sabe-qué, esa fuerza galvánica o actividad polarizadora o lo que quiera que sea esa disparatada cosa. Y que quiere pagarlo con su sombra corporal, con la que puede conseguir la mano de su amada y el cumplimiento de todos sus deseos.
  • Gaby TeDehar citeretfor 4 år siden
    La palabra, que está ahí, que pertenece a todos y que sin embargo parece pertenecerle a él en un sentido más íntimo y afortunado que a cualquier otro, será su primer asombro, su más temprano goce, su orgullo infantil, el objeto de sus ejercicios secretos y no ensalzados, la fuente de su vaga e inusitada superioridad
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    En la historia de Peter Schlemihl, la sombra se ha convertido en el símbolo de la solidez burguesa y de los vínculos humanos. Se cita unida al dinero, como algo que uno debe venerar si quiere vivir entre los hombres y de lo que uno sólo quiere deshacerse cuando está resuelto a vivir en sí mismo y para lo mejor de sí mismo. A los burgueses, como se diría hoy, a los filisteos, como decía el romántico, puede aplicárseles la consigna: “¡Piensen en lo sólido!”. Pero la ironía supone casi siempre convertir una insuficiencia en una superioridad, y todo el librito, que no es otra cosa que una descripción, profundamente vívida, de las cuitas de un marginado, de un excluido, demuestra que el joven Von Chamisso supo valorar dolorosamente una sombra saludable.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Tal vez tuviera opiniones más curiosas sobre la flotante irrealidad y la falta de solidez de su existencia. Francés de nacimiento, se había afincado en Alemania pero quizá, de haberlo querido el azar, hubiera podido afincarse en cualquier otro sitio. En alguna parte de sus escritos declara taxativamente que encontró en sí mismo el don de “sentirse inmediatamente como en casa en cualquier lado”, y esta habilidad seguramente iría unida a la extraordinaria capacidad que demostró para el dominio de todas las lenguas, desde la alemana hasta la hawaiana. ¿Qué era, quién era en realidad? ¿Un nada y un todo? ¿Una persona no personal, indefinible, adaptada a todos los lugares e imposible en todos ellos? Tal vez algunos días no se habría sorprendido de no tener sombra, tanta era su indefinición y su irrealidad.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Conoció los tormentos de la problemática existencial juvenil, que, sin una carrera y sin un futuro, no acierta a justificarse y, sintiéndose triste e inseguro, ve por doquier la burla y el desprecio, especialmente por parte de los sólidos, de los gordos “que proyectan una espléndida sombra”.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Y cita, luego, la definición de la sombra que da un sabio libraco.

    De la sombra.

    Un cuerpo opaco sólo puede ser iluminado en parte por un cuerpo luminoso, y el espacio privado de luz situado en la parte no iluminada es lo que llamamos sombra. Así, la sombra propiamente dicha es un sólido cuya forma depende a la vez de la del cuerpo luminoso, de la del cuerpo opaco y de la posición de éste respecto al cuerpo luminoso. La sombra considerada sobre un plano situado detrás del cuerpo opaco que la produce no es otra cosa que la sección de dicho plano dentro del sólido que representa la sombra (Hauy, Tratado elemental de física, t. II, §§ 1002 y 1006).
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Si, en pleno sol, me encontrara con una persona que no proyecta sombra alguna…, ¿me llamaría eso la atención? Y si realmente me la llamara, ¿no atribuiría el fenómeno a alguna causa óptica, para mí desconocida, que en este caso concreto impediría casualmente la proyección de la sombra? ¡Lo mismo da! Justamente la imposibilidad de comprobarlo y lo aleatorio de esta cuestión constituyen la gracia propia del libro y, dada esta premisa, todo se produce con una lógica estremecedora.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Ya su forma autobiográfica, de confesión, contribuye a que su prurito de verosimilitud y de realidad nos parezca mucho más riguroso que en los cuentos infantiles, en los que la fabulación es impersonal, y si se tratara de definir la historia con el nombre de un género, pienso que habría que escoger el de “narración fantástica”.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    En primer lugar: se ha dicho que El hombre que perdió su sombra es un cuento infantil, e incluso, remitiéndose a la indolente afirmación del autor, que lo escribió para los hijos de un amigo suyo. No lo es; aunque pisa un terreno indefinido, es de naturaleza novelística, y a pesar de su vertiente grotesca, es demasiado serio, demasiado apasionado en el sentido moderno para poder incluirlo en el género del cuento infantil.
  • Yatzel Roldánhar citeretfor 4 år siden
    Y tú, amigo mío, si quieres vivir entre los hombres, aprende a honrar primero a la sombra y luego al dinero.
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