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Bøger
Roberto Calasso

Las bodas de Cadmo y Harmonía

De cómo Zeus, en forma de toro blanco, raptó a la princesa Europa; Teseo abandonó a Ariadna; Dionisio violó a Aura; Apolo fue siervo de Admeto, por amor; el simulacro de Helena apareció, junto al de Aquiles, en la isla de Leuké; Penélope conquistó a Hipodamía; Corónide, preñada por Apolo, lo traicionó con un mortal; las Danaides cortaron la cabeza a sus esposos; Aquiles mató a Pentesilea y se unió a ella; Orestes luchó con la locura; Deméter vagó en busca de su hija Core; Core miró a Hades y se vio reflejada en los ojos de él; Fedra enloqueció por Hipólito; Fanse se dejó devorar por Zeus; los Cercopes se rieron de las nalgas de Heracles; la cazadora Cirene se unió a Apolo en forma de lobo; Zeus decidió exterminar a los héroes; Ulises vivió junto a Calipso; los Olímpicos bajaron a Tebas para participar en las bodas de Cadmo y Harmonía… Las bodas de Cadmo y Harmonía fueron la última ocasión en que los dioses del Olimpo se sentaron a la mesa con los hombres para una fiesta. Lo que ocurrió antes de entonces, durante años inmemoriales, y después de entonces, durante escasas generaciones, forma el inmenso árbol del mito griego.
455 trykte sider
Oprindeligt udgivet
1990
Udgivelsesår
1990
Oversætter
Joaquín Jordá
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Citater

  • David Olivareshar citeretsidste år
    Ariadna fue encontrada por Dioniso en Naxos y desde entonces le siguió en sus hazañas, como amante y como soldado: cuando Dioniso atacó a Perseo en la tierra de Argos, Ariadna le seguía, armada, entre las filas de las locas Bacantes, hasta que Perseo agitó en el aire ante ella el rostro homicida de Medusa, y Ariadna fue petrificada. En el campo quedó sólo una piedra. Ninguna mujer, ninguna diosa tuvo tantas muertes como Ariadna. La piedra en la Argólide, la constelación en el cielo, la ahorcada, la muerta de parto, la doncella con el seno traspasado: todo esto es Ariadna.
  • David Olivareshar citeretfor 4 timer siden
    Poseídas por el dios, hablaban en versos impecables. Cabe decir que precisamente entonces los hombres supieron qué quiere decir la palabra perfecta, porque el hexámetro había sido un don de Apolo a Femonoe, su hija, su ninfa de los montes, su Sibila. El dios sabía que el poder venía de la posesión, de la serpiente enroscada en torno a la fuente. Pero esto no le bastaba: sus mujeres, sus hijas vaticinadoras debían revelar el verso, no sólo los enigmas del futuro. La poesía se presentó como la forma de aquellas palabras ambiguas que los consultantes preguntaban para decidir acerca de su vida y cuyo significado, con gran frecuencia, sólo comprendían cuando los hechos ya habían acaecido.
  • David Olivareshar citeretfor 7 timer siden
    La guerra de Troya sigue siendo única entre todas, «no sólo por la grandeza de la pasión, sino también por la extensión en el tiempo y por la dimensión de los preparativos».

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