Edgar Allan Poe

Cuentos extraordinarios

  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    En este acobardado, lamentable estado, sé que llegará el momento más tarde o más temprano en que me abandonarán la vida y la razón, en pugna con el sombrío fantasma, ¡el miedo!
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    peligro, salvo en su efecto absoluto: el terror.
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    Descubrí que era un esclavo preso de una especie de terror anómalo.
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    (la casa sola y los simples rasgos paisajísticos de la heredad, las paredes simples y lisas, las vanas ventanas semejantes a ojos, unos juncos ya podridos, unos cuantos troncos pelados de árboles secos)
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    (la casa sola y los simples rasgos paisajísticos de la heredad, las paredes simples y lisas, las vanas ventanas semejantes a ojos, unos juncos ya podridos, unos cuantos troncos pelados de árboles secos)
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    (la casa sola y los simples rasgos paisajísticos de la heredad, las paredes simples y lisas, las vanas ventanas semejantes a ojos, unos juncos ya podridos, unos cuantos troncos pelados de árboles secos)
  • Alexis Guerrerohar citeretfor 2 år siden
    (la casa sola y los simples rasgos paisajísticos de la heredad, las paredes simples y lisas, las vanas ventanas semejantes a ojos, unos juncos ya podridos, unos cuantos troncos pelados de árboles secos)
  • Carlos Mondragónhar citeretfor 4 år siden
    Durante todo un día de otoño sombrío, oscuro y silencioso, en el que las nubes bajas pendían plomizas del cielo, había estado cruzando solo y a caballo por una senda del campo especialmente lúgubre; hasta que, al fin, me encontré ante mis ojos, cuando ya caían las sombras de la noche, con la melancólica Casa Usher.
  • Jessica Vargashar citeretfor 6 år siden
    Goya: «El sueño de la razón produce monstruos».
  • Nash~har citeretfor 6 år siden
    lo ahorqué con los ojos llenos de lágrimas y con el más amargo dolor de corazón. Lo colgué porque sabía que me había amado y porque sentí que no me había dado motivo alguno de ataque. Lo ahorqué porque al hacerlo estaba cometiendo un pecado; un pecado mortal que estaba poniendo en peligro mi alma inmortal, de tal modo que la colocaba —si tal cosa pudiera ocurrir— más allá del alcance, incluso, de la misericordia infinita del más misericordioso y más terrible Dios.
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