—¿Quieres volar?
Me aparté del árbol y me giré hacia él, a pesar de que no podía verlo. Apoyé las manos en sus rodillas.
—¿Estás sugiriendo lo que creo que estás sugiriendo?
—¿Quieres ver las estrellas? —me preguntó Zayne.
Asentí enérgicamente, pues sabía a qué se refería, y, cuando me tomó la mano, cerré los dedos sobre los suyos igual que el día que me marché de la comunidad. Sentí que empezaba a transformarse y su piel se endureció bajo la mía.
—Entonces, agárrate fuerte, Trin. Voy a acercarnos lo máximo posible.