El tercer tipo de penates, el más complicado de interpretar, es el que representa a simples seres humanos, en ocasiones con ojos cerrados o abiertos, aparentemente sentados en bancos y en posturas que, como se ha dicho, evocan un ritual.
Esto es, se puede pensar que los penates, a través de sus características representativas, es decir, sus atributos así como sus posturas físicas, son personajes que lejos de evocar a los muertos, reflejan una actitud ritual en solicitud a la atención de las deidades que personifican en sí mismos.