Danza macabra es un lúcido y divertido ensayo, lleno de referencias a multitud de obras y jugosas anécdotas biográficas, que pretende dar respuesta a la paradoja esencial del aficionado a la ficción de terror: «¿Por qué hay personas dispuestas a pagar a cambio de sentirse extremadamente incómodas?» Y para abordar tan complejo asunto, King se vale de un doble recorrido, histórico y personal, a través de la literatura y el cine de terror modernos (1950 -1980), «con un par de salidas al margen para explorar las raíces del género». «El buen cuento de horror -reflexiona King— avanza bailando hasta alcanzar el centro de la vida del lector, donde encontrará la puerta secreta a esa estancia que usted creía que nadie más conocía». Tras sugerir que la ficción de terror remueve los temores sociales más inconfesos, y que está sujeta por tanto a cambios históricos, argumenta a propósito de su pervivencia que «aunque los sueños inquietos del inconsciente colectivo puedan cambiar de década en década, la tubería que se hunde en ese pozo de sueños permanece constante y vital». «Este libro es únicamente mi paseo por todos los mundos de la fantasía y el horror que me han complacido y aterrorizado», explica su autor, al tiempo que nos recomienda: «vaya mordisqueándolo de vez en cuando o devórelo de cabo a rabo, pero disfrútelo».