Como sabemos, el cognoscitivismo desplazó al conductismo (Robins, Gosling y Craik, 1999), hecho que a regañadientes llega a reconocer Skinner en 1989: “El grito de batalla de la revolución cognoscitiva es ‘vuelve la mente’. Ha nacido una ‘nueva y grandiosa ciencia de la mente’. El conductismo casi acabó con la preponderancia de la mente, pero como ha sido derrotado, ahora es posible retomar el camino que alguna vez siguieron filósofos y los primeros psicólogos” (Skinner, 1989, p. 39).