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Amélie Nothomb

Metafísica De Los Tubos

  • Demian Jiménezhar citeretsidste år
    «ya que no estaremos mucho tiempo juntos, te voy a dar en un año todo el amor que te habría podido dar en una vida».
  • Mariela Rafaelahar citeretfor 3 år siden
    Vivir significa rechazar. Aquel que todo lo acepta vive igual que el desagüe de un lavabo.
  • Mariela Rafaelahar citeretfor 3 år siden
    ¿Cuál es la diferencia entre los ojos que poseen una mirada y los ojos que no la poseen? Esta diferencia tiene un nombre: la vida. La vida comienza donde empieza la mirada.
  • Mariela Rafaelahar citeretfor 3 år siden
    ¿Qué es la mirada? Ninguna palabra puede aproximarse a su extraña esencia. Y, sin embargo, la mirada existe.
  • Karla Pinohar citeretfor 7 år siden
    En el principio no había nada. Y esa nada no estaba ni vacía ni era indefinida: se bastaba sola a sí misma. Y Dios vio que aquello era bueno. Por nada del mundo se le habría ocurrido crear algo. La nada era más que suficiente: lo colmaba.
    Dios tenía los ojos perpetuamente abiertos y fijos. Si hubieran estado cerrados, nada habría cambiado. No había nada que ver y Dios nada miraba. Se sentía repleto y compacto como un huevo duro, cuya redondez e inmovilidad también poseía.
    Dios era la satisfacción absoluta. Nada deseaba, nada esperaba, nada percibía, nada rechazaba y por nada se interesaba. La vida era plenitud hasta tal punto que ni siquiera era vida. Dios no vivía, existía
  • Anahar citereti går
    Quizás sean ambas cosas a la vez: los tubos son una singular mezcla de plenitud y vacío, de materia hueca, una membrana de existencia que protege un haz de inexistencia.
  • Anahar citereti går
    Qué es la mirada? Ninguna palabra puede aproximarse a su extraña esencia. Y, sin embargo, la mirada existe. Incluso podría decirse que pocas realidades existen hasta tal punto
  • Adal Cortezhar citeretsidste måned
    Bautizaría aquel elefante con el nombre de Elefante: sería un hermoso nombre para un elefante.
  • Adal Cortezhar citeretsidste måned
    Desde lo alto de mi experiencia antediluviana, sabía que llover constituía la cumbre del placer. Algunas personas habían observado que era recomendable aceptarme, dejarse inundar por mí sin oponer resistencia. Pero lo mejor era ser directamente yo misma, ser la lluvia: no había voluptuosidad mayor que derramarse, llovizna o chaparrón, fustigar los rostros y los paisajes, alimentar los manantiales o desbordar los ríos, estropear las bodas o celebrar los entierros, abatirse con profusión, don o maldición del cielo.
  • Adal Cortezhar citeretsidste måned
    El agua debajo de mí, el agua encima de mí, el agua dentro de mí: yo era el agua.
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