En 1976 uno de los habitantes de un pueblo llamado Tor se alió con un promotor inmobiliario para construir en la montaña una estación de esquí. Fue el punto sin retorno que llevó a un asesinato, todavía sin resolver, en el que se han visto implicados contrabandistas, hippies, especuladores, jueces, abogados y matones. Carles Porta quedó atrapado por la historia y durante ocho años ha regresado repetidamente a Tor: este libro es el fruto de sus investigaciones.