Carta de Diego Armando Maradona (Lee Juan Palomino)

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El 76% de los Argentinos se declara católico, según una encuesta reciente. Hay un 11% de ateos y agnósticos, y el resto son evangélicos y Testigos de Jehová, entre otros. Pero los que nacimos en esta tierra tenemos un Santo Laico. Alguien que después de muerto adquirió la categoría de súper Dios: Diego Armando Maradona. Pelusa, Barrilete Cósmico, el Diez, el Diego, Diegote, hasta Dios lo llamaban y lo siguen llamando al jugador más genial que dio el deporte más hermoso del mundo. La carta que elegimos para este episodio es una de las pocas que escribió o, al menos, que se hicieron públicas, y reedita uno de los tantos vínculos de amor-odio que tuvo Maradona a lo largo de su vida, en este caso, con Julio Grondona. Año 2014. Se jugaba el partido entre Argentina e Irán en el Mundial de Brasil. En la platea preferencial estaban Diego y el mandamás de la Asociación de Fútbol Argentino. Cuando faltaban pocos minutos para el final y el partido iba 0 a 0, Maradona se retiró del estadio para evitar el asedio del público. Apenas se fue, justo en el minuto 90, Messi marcó el único gol que le dio el triunfo a la Argentina. Exaltado, Grondona gritó a los 4 vientos: "Se fue el mufa y ganamos".  Las palabras, obvio, llegaron a los oídos de Maradona que le respondió con esta carta en su programa de televisión "De Zurda". Carta de Diego, carta de nuestro dios pagano y plebeyo. Lee el actor Juan Palomino.

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Río de Janeiro, 22 de junio de 2014.

El día que jugué mi partido despedida dije que la pelota no se mancha. Hoy lo sigo pensando. No por haber dejado de jugar al fútbol dejé de ser un futbolista. Los muchachos que salen a la cancha representando al seleccionado Argentino no son 11 desconocidos para mí. Al contrario son mis amigos, son mis hermanos, y quienes me conocieron bien lo saben.

Por mi país, por mi familia, por mis amigos, doy la vida. Jamás les desearía una desgracia. Hay que ser muy perverso para afirmarlo.

Dí, doy y daré la vida por el seleccionado Argentino. Dentro y fuera de la cancha. Tobillos hinchados, uñas descarnadas, lágrimas de alegrías y tristezas deportivas son los trofeos que alzo en mis brazos, porque el talento tampoco se mancha. La magia de un tipo como Lionel Messi es indiscutible y no es producto de una mufa, no es producto de la suerte, porque si hablamos de suerte yo soy un tipo afortunado. Siento cada día el cariño de la gente; la misma gente que me quiso como jugador y hoy me sigue queriendo. Lo veo en cada foto, en cada firma, en cada cancha donde se corea mi nombre, en cada carta que llega al programa "De Zurda", en cada abrazo que recibo en cualquier rincón del planeta. Estamos construyendo una nueva américa latina al revés de los poderes que manipulan el mundo. Ellos no nos borran la sonrisa del rostro. Ellos no nos quitan la alegría de celebrar un mundial que está siendo hermoso ni que la buena suerte de nuestro pueblo no es fruto del azar. La pelota no se mancha, aunque algunos se la quieren comer.

Diego Armando Maradona.
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