Conocidas figuras de la televisión, pseudocharlatanes, hijos e hijas de semifamosos escriben sin miedo al ridículo decálogos para ser más feliz, más alto, más listo y hasta más guapo, para alcanzar el nirvana, la riqueza, la alegría y la paz y el poder mental, en cómodas lecciones que, hasta en algunos casos, permiten el acceso a una app para monitorizar los progresos, de haberlos. Cualquier debate mínimamente intelectual queda así rebajado a fórmulas mágicas, a soluciones instantáneas que quieren a toda costa convencernos de que basta con realmente desear cambiar para conseguirlo y que si no lo conseguimos es porque no deseamos cambiar de verdad