Ana Rossetti

«Lo maravilloso de la infancia es que cualquier cosa es en ella una maravilla», escribió G. K. Chesterton.

Resulta que santa Catalina se llamaba Catalina de Alejandría y vivió entre el final del siglo III y el principio del IV.

puede ser casto y no virgen. Ahí tenemos por ejemplo a san Agustín en cuya juventud no se privó de nada tal como él mismo constató en sus Confesiones o, sin llegar a esos extremos, todas esas mujeres que profesaron en órdenes religiosas, algunas de las cuales las fundaron ellas mismas, después de enviudar.

princesa Catalina, que nació en esa mítica ciudad en las postrimerías del siglo III y cuya vida se adentró en los inicios del IV.

uno, a la joven de dieciocho años María Isidra Guzmán y de la Cerda, en la Universidad de Alcalá de Henares, y el otro en Cádiz a la niña Rosario Cepeda, a la edad de doce años, ambos acaecidos en el siglo XVIII.

También nació ahí la primera alquimista consignada: María la Hebrea, o María de Alejandría, incluida entre los cincuenta y dos sabios herméticos de la antigüedad

Es una maniobra recurrente intentar, con suma amabilidad, poner en ridículo a cualquier mujer que tiene alguna idea propia y con tal fin el emperador concertó un debate público enfrentándola a cincuenta conspicuos doctores, situación que se repetiría en el Virreinato de Nueva España con sor Juana Inés.

ALEJANDRÍA: Alejandro Magno no quería que su fama se debiera únicamente a las armas sino que la Historia lo reconociera como mecenas de la Filosofía, las Ciencias y las Artes.

En el siglo XX se demostró que procesar lo que se escucha no solamente depende de lo que se quiere comunicar sino de cómo está formateada la mente para que pueda distinguir e interpretar el mensaje.

a alquimia es la precursora más antigua de la ciencia, combinaba la práctica de la química, la física, la metalurgia, la medicina y la astrología con el arte, la disciplina filosófica y la espiritualidad.