Dagoberto de Cervantes

observación e imitación, haciendo hincapié en cómo el gesto y el movimiento acompañan la intención.

Amolda el gesto a la palabra y la palabra al gesto, cuidando sobre todo de no exceder la naturalidad, pues lo que se exagera se opone al fin de la actuación, cuyo objeto ha sido y sigue siendo poner un espejo ante la vida: mostrar la faz de la virtud, el semblante del vicio y la forma y carácter de toda época y momento», según consejo de Hamlet a los actores.

ecordando la diferencia entre la representación imitada y la realidad vulgar: «Los actores no deben actuar, en beneficio de una naturalidad mal entendida, como si en el teatro no hubiera espectadores».