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Mary Webb

  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    Jancis siempre decía «¡Oh!» al principio de cada frase y ponía la boca redonda como una rosa. Pero la verdad es que no sé si lo hacía por ese motivo o porque era lenta de entendederas y algo tímida
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    En una ocasión le pregunté dónde estaba el futuro, ya que podía verlo con tanta claridad. Me contestó: «Está con el pasado, hija, detrás del Tiempo»
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    Siempre que hablaba, aunque no dijera cosas alegres, sonreía un poco, tal como sonreímos para aplacar la cólera de alguien o como cuando alguien te ofende y no quieres que se note. Era una sonrisa muy triste y no se borraba nunca.
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    Mi hermano Gideon nació el mismo año en que empezó la guerra contra los franceses. Por eso mi padre quiso que se llamara Gideon
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    Cuando, pasado cierto tiempo, se recuperó, el hombre de Dios le aconsejó que fuera prudente y evitara los rayos. Pero los Sarn eran obstinados. Siguió en sus trece y, cuando volvía a casa por el robledal, volvió a caerle un rayo encima. Y parece que el rayo le entró en la sangre. A partir de entonces, adivinaba si se avecinaba una tempestad mucho antes de que llegara, y dicen que cuando estallaba una tormenta, el fuego rondaba a su alrededor de tal manera que nadie podía acercársel
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    No es que Beguildy fuera malo, pero carecía por completo de bondad, como si todo el bien hubiese quedado reducido a cenizas por el fuego de un pensamiento ardiente que quería entender y entrometerse en los misterios. En cuanto al amor, no conocía el significado de esa palabra.
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    Si no hubiera sido por el señor Beguildy, nunca habría podido escribir todas estas cosas. Él me enseñó a leer, escribir y hacer cuentas. Y aunque hablaban mal de él en los sermones y se decía que era capaz de hacer muchas cosas malas que yo no creo que pudiera hacer jamás, y aunque se ocupaba de cosas en las que no es bueno que nos inmiscuyamos, nunca olvidaré dar gracias a Dios por su ayuda
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    gran caballero, de todos modos, tardaba mucho en venir y el único hombre que la vio en la ventana fue Gideon en una tarde de invierno cuando volvía del mercado por aquel camino porque el otro estaba inundado. Quedó prendado de ella de un modo muy cómico y me lo contó una y otra vez hasta hartarme; entonces Gideon tenía diecinueve años, que es una edad un poco tonta en los chicos. Antes de aquel momento ni se había fijado en Jancis, solo hablaba con ella de esto y lo otro, exactamente igual que si fuera yo
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    Pobre madre! ¡Oh, mi pobre madre! ¿Nos veremos en el más allá, querida madre, y podremos reparar nuestro abandono?
  • Dianela Villicaña Denahar citeretfor 9 måneder siden
    Te doy ahora paz y reposo, pobre hombre, para que no rondes por los senderos ni por nuestros campos. Y, para que tengas paz, empeño mi alma, amén
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