Ramón Díaz Eterovic

Patricia Segovia era una mujer alta, delgada e irremediablemente fea. Debía tener algo más de cuarenta años y con algo de asombro noté que lucía una sortija de matrimonio en su mano izquierda. A nadie le falta un cacho de fortuna, pensé mientras ella me ofrecía asiento frente a su escritorio, en el que tenía un computador, dos cuadernos de tapas verdes y un bolígrafo dorado.

Sabemos que las prostitutas son más antiguas que el hilo negro, pero siempre dan tema para ocupar nuevas tintas.

una de esas investigaba algo peor. Alma Morán y Rita Mardones están muertas. Fueron encontradas hace tres meses, y con apenas cuatro días de diferencia, en los departamentos donde atendían a sus cliente

atadas a sus camas, desnudas y con profundos cortes en las gargantas. Las escenas de ambos crímenes no mostraron evidencias de hechos violentos previos a sus muertes y los exámenes a los cadáveres demostraron que las mujeres habían sostenido relaciones sexuales antes de ser asesinadas.