Bueno —dijo por fin—, es una casa muy bonita, y si tu propia casa se derrumba, te tienes que ir a otro sitio, ¿no es así, Porquete? ¿Qué harías tú, si tu casa se derrumbara?
Antes de que Porquete pudiera pensarlo, Puh contestó por él.
—Se vendría a vivir conmigo —dijo Puh—. ¿No es así, Porquete?
Porquete le dio un apretón de patas.
—Gracias, Puh —dijo—. Me encantaría.