Francisca Márquez – editora

Simmel fue un sociólogo de gran creatividad y sensibilidad frente a las prácticas cotidianas, pero pese a eso, o tal vez precisamente por eso, en su época fue relegado a los márgenes de la institucionalidad académica,

a suya no fue una sociología de las grandes estructuras ni de los grandes relatos, sino una muy atenta a la vida cotidiana; una sociología de lo fugaz, de la sociedad como acontecer.

nueva escala que asumen las ciudades constituye en un elemento fundamental para entender al hombre y la cultura modernos,

referencia obligada de los estudios urbanos.

Las claves para comprender la actualidad de su pensamiento, siempre provocador y profundo, deben buscarse justamente en esta capacidad de caminar, observar, pero sobre todo, abrir las puertas de la percepción a los estímulos de la “vida nerviosa” que las grandes ciudades nos ofrecen

hacer de la gran ciudad el lugar de una experiencia social fundante.

a ciudad es parte de una puesta en escena de la modernidad.

individuo se constituye en producto y productor de la sociedad, configurándose una relación de influencia recíproca.

procesos de individuación en la metrópolis

Para él, la lucha del ser humano consiste en su intento de no desaparecer en la sociedad de masas, así como tampoco en su individualidad