Para los árboles que viven en la nieve, el invierno es un viaje. Las plantas no viajan por el espacio como nosotros; por regla general, no se desplazan de un sitio a otro. Pero sí que viajan en el tiempo, soportando un suceso tras otro, y, en este sentido, el invierno es un trayecto especialmente largo. Los árboles siguen el consejo habitual para cualquier viaje prolongado a través de un entorno rústico: preparar bien el equipaje.