No sé nada del broche, pero lo que sé es que desde que cumplí los veinticuatro he procurado por su mujer más que por mí misma: desde el mismo momento en que la vi, una pobre niña sin madre, maltratada en casa de su tío, ¡siempre la he servido a ella antes que a mí misma! La he cuidado, a ella y a su hija, como nunca me cuidó nadie a mí.