Borran de la historia que el más sabio y el más virtuoso de los hombres, Sócrates, bailaba.» Esta aguda advertencia de Montaigne, en los Ensayos, mereció una corroboración de Pascal en sus Pensamientos: «Ordinariamente suele imaginarse a Platón y Aristóteles con grandes togas y como personajes graves y serios. Eran buenos sujetos, que jaraneaban, como los demás, en el seno de la amistad. Escribieron sus leyes y sus retratos de política para distraerse y divertirse; ésa era la parte menos filosófica de su vida. La más filosófica era vivir sencilla y tranquilamente.» El hombre mediocre que renunciara a su solemnidad, quedaría desorbitado; no podría vivir.