César Guidini

«Mientras nuestro hermano estuvo vivo no lloramos por él, ni tocamos ni le entregamos flores, ¿por qué habríamos de hacerlo ahora, cuando él ya no puede apreciarlo?

En aquella época, los negros trataban mejor, de forma casi instintiva, a los hijos que les habían salido más claros. Esa preferencia procedía directamente de la tradición esclavista, según la cual el mulato, al parecerse más al blanco, era «mejor».

si alguna vez se ve que alguien triunfa en lo que uno ha fracasado, sobre todo cuando ambos están en igualdad de condiciones, es que el otro hizo algo que uno no ha hecho.

Eso me enseñó a no tener compasión por una sociedad que primero aplasta a los hombres y luego los castiga por no ser capaces de soportar la prueba.

Los blancos han considerado siempre que el negro es un ser que puede estar con ellos, pero que nunca será uno de los suyos.

Había mucho más sentido de la ética y de la hermandad entre las prostitutas que entre esas numerosas damas que acuden diariamente a misa y que seducen a mayor número de hombres, por puro placer, que las mismas profesionales por dinero.

para conseguir una meta en la vida hay que aparentar que uno ya ha alcanzado esa meta.

uno puede darse el lujo de ser perezoso, siempre que sepa usar la cabeza,

la única diferencia entre nosotros y la gente de fuera era que a nosotros nos habían atrapado.

La verdad, en pocas palabras, era que los blancos habían «blanqueado» la historia y los libros de historia, y que lavaban el cerebro del hombre negro desde hacía cientos de años.