Amanda Stevens

Mientras siguiera anclado a su pasado, y mientras su pasado siguiera anclado a él, no podría formar parte de su vida.

Los muertos que yacen ahí abajo no quieren caer en el olvido… nunca más.

Asher Falls. Bienvenida a nuestro reino, Amelia Gray.

«Nunca reconozcas la presencia de un fasntasma, nunca te alejes demasiado de un campo sagrado, nunca te relaciones con aquellos que están acechados, y nunca, bajo ninguna circunstancia, tientes al destino».

Sus fantasmas habían traspasado mi línea de defensa. Y ahora otro fantasma se había adentrado en mi mundo; una entidad que, por lo visto, poseía un extraño don que me permitía experimentar su confusión. Y sospechaba que ella también podía notar la mía.

Y segundo, cuando Thane me besó, no pensé en Devlin.

La ansiedad que se había apoderado de mí la noche anterior en el claro, el miedo a mi propio destino, me había conmocionado.

«Muertos o vivos, los Asher estamos obligados a volver a casa.»

—Pero lo noté en el viento, lo oí en los aullidos. Está ahí fuera. Lo sé. Es algo frío, demoniaco…

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—No vive en el bosque, chica, ni en esa montaña. No vive en ningún lado porque no es «nada».

Se me erizó el vello de la nuca, pero no aparté la mirada.

—Pero lo noté en el viento, lo oí en los aullidos. Está ahí fuera. Lo sé. Es algo frío, demoniaco…