Y sin embargo, pese a esa presencia abrumadora, nada sabemos de la espera, la sufrimos pacientes, no olvidemos que paciente viene de patere, verbo que describe un sufrir pasivo, la vivimos, vivimos en la espera sin saber muy bien qué es, sin estar preparados para ella, sin haberla estudiado como es debido. No hay nada más presente en nuestra vida, pero nunca nos hemos dedicado a analizarla, a escudriñarla, a entender sus matices, a dibujar sus perfiles, para comprenderla mejor, para apropiarnos de ella. La combatimos, a veces de forma consciente –jugamos a las cartas en el tren esperando la estación de destino– a veces sin darnos cuenta –en la parada de autobús, miramos distraídos a un señor mayor que pasa– pero sin detenernos a pensar en ella.