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Rubén Cortés

Cuba sin ti

  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    “Pienso no en lo que me obligan a dejar / sino en todo lo que me abandona”
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    Porque la patria termina siendo alguna pequeña cosa, como la punta de la cola de tu primer perro. Una
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    Quisiera decirle que aprendí que la vida de un hombre no empieza hasta que tiene un hijo y ve su alma en los ojos de él. Y lo quiere más que a sí mismo
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    Estaban convencidos de que el amor no era un sentimiento de fiar, aun siendo profundo, porque no garantizaba obediencia. Para inspirar verdadero amor, uno tenía que ser temido. ¿De qué les servía el amor si las mujeres no reconocían su autoridad
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    Porque la Gran Utopía sacó lo peor de los cubanos, al obligarnos a luchar para vivir, lo cual nos hizo ceder espacios a la dignidad con tal de alcanzar una vivienda, un buen trabajo, un viaje al extranjero y privilegios como comer salchichas o usar papel sanitario
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    José Martí citara en unos versos: “El tabaco es la planta que da el humo, compañero del hombre. Consuelo de meditabundos y deleite de soñadores arquitectos del aire”
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    Según los antiguos griegos, hay tres clases de amor: eros, la pasión por lo que nos falta; filia, la alegría causada por la presencia de algo que nos provoca gozo o provecho; y agapé, que es la benevolencia ilimitada incluso hacia quien nada puede darnos, y que los cristianos llaman también cáritas
  • Raúl Calcáneo Arboleya.har citeretfor 4 år siden
    pensamiento de José Martí: “Yo no sé qué misterio de ternura tiene esa dulcísima palabra: cubano”
  • Michelle Olivareshar citeretfor 4 år siden
    Todo estaba justificado porque se estaba luchando “para vivir”, porque en la Gran Utopía al final la gente robaba al Estado, dueño de todos los medios de producción, prohibiendo la propiedad privada y la iniciativa individual. Por eso, para los habitantes de la Gran Utopía la venta del cuerpo era temporal y no suponía una perversión sino responder a la necesidad de luchar “para vivir”, lo que nos hizo renunciar al sistema valores morales inculcados por nuestros padres: respeto, compromiso, lealtad, responsabilidad, transparencia y una buena dosis de dignidad.
    Perdimos la costumbre de actuar y dejamos de asumir responsabilidades por decisión propia, al dedicar todas nuestras energías a sobrevivir. Perdimos el dinamismo y las ganas de ser mejores. Sólo sabíamos aplaudir, como monos de cuerda con platillos en las manos, y asentir con la cabeza como si, en lugar de vértebras cervicales, tuviéramos bisagras en la nuca
  • Michelle Olivareshar citeretfor 4 år siden
    Ya después, con la Gran Utopía fortalecida, se quebró la estructura familiar debido a la migración masiva a Estados Unidos y la implantación por decreto de las Escuelas en el Campo que separaron a los hijos de los padres
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