Quién es Luz Bella

Ahora, resumiré los principales juegos: guerras, miseria, hambruna, injusticia, dolor, prejuicios, maldad extrema.

Nunca olvides que fue tu amor de hombre, el que te dio la fuerza para morir y vivir eternamente sobre este suelo, esa es tu verdad, eso te ha hecho libre y paciente. En el fondo de tu ser los amas, no los destruirás. Te pareces demasiado a Dios.

Esto me recuerda el gran juego que inventaste: el grandioso ajedrez. Con este mides la inteligencia y la astucia de los humanos. ¿Inteligencia y astucia medidas por un juego basado en la estrategia de una guerra? Vaya, qué pobre concepto de la inteligencia y la astucia tienes. Todo lo has medido en función de tu ingenio para matar, en tu pobre concepto de hacer daño a tus semejantes, y te has permitido llamarme demonio y temerme…

Evolucionarás el día en que aprendas a asustarte de ti mismo. Guarda muy bien esta enseñanza, la necesitarás cuando desesperado intentes detener el reloj incorporado a la bomba de tiempo que has activado para tu propia destrucción.

La frecuencia vibratoria de mi planeta comienza a tomar una velocidad muy peligrosa para tu existencia, la Tierra empieza a cansarse y tú estás plantado en ella, como un experimento fallido hasta ahora.

Respecto a ti, he intentado explicarte que existir en este, mi planeta, es mucho más simple de lo que has entendido; has fabricado una serie de inventos con el fin de complicar esta sencilla existencia.

La mujer es tu mitad, la mujer eres tú mismo. Si matas a una mujer, mueres para siempre; se desintegra tu ser y nunca podrás volver a armarte, quedarás siendo solo una parte de un todo; si lo hace ella, le ocurrirá lo mismo. Mi Padre es un todo, tú fuiste creado para completarte, para formar un todo. ¿Entiendes?

El dinero es una de tus creaciones más erróneas, el dinero ha esclavizado tu vida.

Eva fue la mitad por la que los ángeles y los encargados de los más recónditos rincones del cielo se volvieron a mirar este globo girando insignificante en un inmensurable universo.

En el mundo donde habitas hoy, ¿puedes imaginar que fuiste creado solo para ver y disfrutar? ¿Logra tu mente contaminada con tanto dolor y sentido de competencia, comprender que mi Padre no buscó más que tu felicidad? Dirás que solo un loco idealista podría creer eso, pero los así llamados somos los ángeles que decidimos quedarnos en este hermoso planeta, el cual convertiste en un infierno. ¡Un infierno, criatura terrena! Y aquí yo, mezclado con tu raza, tuve que compartir durante millones de años de existencia, observando y sufriendo esta pesadilla a la cual tu padre terreno nos condenó a todos.
Eres humano, naciste de uno, te enseñaron todo lo que estos debían aprender, estás adaptado a la existencia de tu especie. Los ángeles no somos humanos, no nos adaptamos a ver y vivir en tu imperfección. Sufrir la presencia humana ha sido un peso gigante, un calvario, un infierno insoportable, pero aquí estamos, por milenios tratando que tu razón se abra al entendimiento y puedas ver la luz, esa que no es otra cosa que la verdad de tu existencia, de tu creación. Mirar y disfrutar, qué simple, ¿verdad?