El pozo es este mundo, lleno de asechanzas y temores; las cuatro culebras, los cuatro humores que sostienen la vida humana y que, cuando predomina alguno de ellos, resulta un tóxico peligroso; y las dos ramas a las que se agarra son la propia vida, que el tiempo, a través de las noches y de los días –los ratones negro y blanco–siempre acaba consumiendo. Y esa miel es el dulzor que supone vivir, que penetra en nosotros a través del oído, el olfato, el gusto y los demás sentidos, con lo que se olvida esa muerte que siempre nos espera, el dragón al fondo del pozo.