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Bøger
Svetlana Aleksievich

El fin del «Homo sovieticus»

  • Iván Méndez Ocampohar citeretfor 2 år siden
    A veces pienso en mis compañeros de la universidad… Nos hemos convertido en cualquier cosa—altos ejecutivos de agencias de publicidad, empleados de banca, vendedores—; en cualquier cosa menos en filólogos…
  • Irasema Diazhar citeretfor 7 dage siden
    Archipiélago Gulag de Solzhenitsin.
  • Irasema Diazhar citeretfor 7 dage siden
    Una mañana la cartera abrió la cancela y me preguntó: «¿Ya te has enterado? Se acabaron los comunistas». «¡¿Cómo que se acabaron?!», exclamé. «Han cerrado el Partido Comunista y punto», me dijo. Nadie disparó un tiro. Lo cerraron en un abrir y cerrar de ojos. Ahora todo el mundo va por ahí diciendo que éramos una gran potencia y que lo hemos perdido todo. Pero ¿qué he perdido yo, exactamente? Antes vivía en una casucha sin ninguna comodidad: ni agua, ni tuberías, ni gas. Y ahora, lo mismo. He trabajado honestamente toda mi vida. He trabajado como una mula, no he parado jamás, no sé hacer otra cosa. Y siempre para ganar dos duros. Antes comía macarrones y patatas; y ahora, lo mismo.
  • Irasema Diazhar citeretfor 12 dage siden
    A mí el año 1991 me pilló en Moscú, donde estudiaba, y también salí a manifestarme cada vez que tocó. Nosotros sí ganamos aquella batalla. Y nos creíamos que cada uno abriría una empresa y se forraría. ¿Y sabes en qué quedó todo aquello? Pues aquí lo ves: bajo los comunistas yo trabajaba como ingeniero y ahora llevo un taxi. Echamos a unos cabrones para ver cómo se instalaban otros. Los negros, los grises o los de color naranja son iguales todos. ¡Iguales! En este país el poder corrompe a todo el mundo. Yo soy realista. Un realista que sólo confía en sí mismo y en su familia. Y mientras los idiotas de turno se entretienen haciendo la revolución, yo trabajo como un mulo.
  • Irasema Diazhar citeretfor 12 dage siden
    Dicen que hay que leer a Solzhenitsin para comprender el veleidoso comportamiento de los guardias. Recuerdo haber sacado de la biblioteca Archipiélago Gulag cuando estudiaba en el colegio, pero no conseguí terminarlo. Me pareció un libro grueso y tedioso. Leí unas cincuenta páginas y lo dejé… Aquello me parecía algo tan distante como la guerra de Troya. El tema de Stalin está muy sobado. Ni mis amigos ni yo nos interesamos demasiado por él…
  • Irasema Diazhar citeretfor 12 dage siden
    Cuando Gorbachov se hizo con el poder vimos abrirse el cielo y nos sentimos felices como niños. Alimentábamos mil sueños e ilusiones. Vaciábamos nuestros corazones en las charlas que manteníamos en las cocinas. Anhelábamos una nueva Rusia… Y nos costó veinte años llegar a preguntarnos de dónde iba salir esa Rusia nueva, una Rusia que nunca existió ni existirá jamás. Alguien dijo una vez con notable precisión que en Rusia todo puede cambiar en cinco años, pero no cambia absolutamente nada en doscientos. Un país de espacios inabarcables, habitados por personas con mentalidad de esclavos… No se cambia un país desde las cocinas de Moscú. Sustituyeron el escudo soviético por el de los zares, pero el himno continuó siendo el mismo que sonaba bajo Stalin. Moscú es rusa y capitalista, pero el resto de Rusia continúa siendo tan soviético como antes. Nunca le han visto el pelo a un demócrata por allí y si se tropezaran con alguno lo descuartizarían en el acto. La mayoría de los rusos se contentaría con tener un plato de comida y un líder. El vodka barato fluye como un río… (Se echa a reír). Usted y yo pertenecemos a la generación de quienes se reunían a hablar en las cocinas… Comenzábamos hablando de nuestra vida sentimental y a los cinco minutos ya discutíamos sobre cómo enderezar el destino de Rusia. Pero a Rusia nuestras disquisiciones le importan un bledo. Rusia vive su propia vida…
  • Irasema Diazhar citeretfor 25 dage siden
    Entrabas a cualquier tienda y lo primero que te encontrabas era una mesa, y a veces dos, en las que te gestionaban las compras a crédito. Y siempre había colas delante de esas mesas… La gente se había hartado de la miseria. Todos querían darse algún gusto en la vida.
  • Irasema Diazhar citeretfor 25 dage siden
    Volví a insistirle mientras hacía la maleta… «Tengo que ir, mamá, y ya he cursado oficialmente la solicitud», me dijo. «¡No tienen derecho a mandarte allí, cuando estás criando a tu hija tú sola», protesté. Pero ella no daba su brazo a torcer. «Si me niego a ir, me echarán del trabajo—me dijo—. Tú sabes muy bien que aquí le llaman voluntario a todo lo que es obligatorio.
  • Irasema Diazhar citeretsidste måned
    puedo creer que estéis hablando en serio! ¡Pero si fueron ellos los que se independizaron! Querían libertad. ¿Es que lo habéis olvidado? Recordad a cuántos rusos mataron en los noventa. A cuántos saquearon, a cuántos violaron… A cuántos echaron de todas partes… Una llamada a la puerta en plena noche y enseguida estaban dentro, ya fuera armados con cuchillos o fusiles automáticos… «¡Fuera de nuestra tierra, rusos de mierda!», les espetaban. Cinco minutos para cargar con lo que pudieran… Y traslado gratuito a la estación de ferrocarriles más próxima. Muchos tuvieron que abandonar sus casas en pantuflas… Eso fue lo que se vivió aquí en los noventa…
  • Irasema Diazhar citeretsidste måned
    Antes de la desaparición de la URSS todos formábamos una familia… Entonces los llamábamos «huéspedes de la capital», mientras que ahora los llamamos «inmigrantes» y «culos negros». Mi abuelo me contaba que peleó hombro con hombro junto a los uzbekos en la defensa de Stalingrado… Entonces todos estaban convencidos de estar cimentando una amistad que duraría para siempre…
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