Tengo Ganas De Ti

Siempre he tenido ganas de ti.
Tengo ganas de ti.
Por todo lo que he imaginado, soñado, deseado.
Tengo ganas de ti.
Por lo que sé y aún más por lo que no sé.
Tengo ganas de ti.
Por ese beso que aún no te he dado.

Basta con no detenerse demasiado. En cuanto llega el recuerdo, hay que alejarse rápidamente, hacerlo enseguida, sin miramientos, sin concesiones, sin enfocarlo, sin jugar con él. Sin hacerse daño. Así, mucho mejor... Ahora ya ha pasado.

Que uno busca la libertad sólo cuando se siente prisionero.

Buscas en ese ósculo el desesperado sabor de todo aquello que has sentido, experimentado...,

el amor de antaño viene a buscarte. Te encuentra enseguida. No llama a la puerta. Entra así, de repente, maleducado y hermoso como sólo él puede ser.

Tengo ganas de ti.
Por el amor que nunca he hecho.
Tengo ganas de ti aunque nunca te he probado.
Tengo ganas de ti, de ti entero.
De tus errores, de tus éxitos, de tus equivocaciones, de tus dolores, de tus simples incertidumbres, de los pensamientos que has tenido y de los que espero que hayas olvidado, de los pensamientos que aún no tienes.
Tengo ganas de ti.
Tengo tantas ganas de ti que nada me basta.
Tengo ganas de ti y no sé ni siquiera por qué...

Echo muchísimo de menos a ese imbécil, echo de menos todo lo que había soñado.

Brindamos varias veces por ese mismo Año Nuevo, con una única gran certeza: «Que sea un año feliz...»

¿Cómo podría explicarle cómo son realmente las cosas? No, no quiero ni pensarlo. Ni siquiera yo lo puedo creer.

no somos siquiera capaces de contarnos nuestros problemas a nosotros mismos.