El diario de la princesa

Llamas misterio a su indiferencia
Llamas intelecto a su arrogancia
Lo único que tienes para perder es tu corazón
Y un poco de amor propio

Si posees arrogancia e indiferencia
Puedes aprovecharlas
Son el producto más comercial
Del mercado romántico actual.

Nadie más que yo puede rescatarme. Ahora soy la única capaz de hacerlo. Pero no sé cómo ayudarme. Lo cual quizá signifique que no quiero ayudarme, que quiero drenar toda esperanza, lo que me dejará seca pero también a salvo, sin nada que perder. En el punto en el que las cosas solo pueden mejorar, si dejo que lo hagan.
No puedo concentrarme en las cosas buenas. Hay un montón a mi alrededor, pero no me fío de ellas. No me sirven, no tengo tiempo para dedicárselo, estoy demasiado ocupada con mi preciado pánico. Al parecer, exige toda mi atención, mi propia colección de pánico privado y personal.

Las películas de Star Wars les afectaron de un modo increíblemente profundo o significativo; lo recuerdan todo acerca del día que vieron cada uno de los films de la primera trilogía

Estar dentro de mi cabeza no tiene nada de atractivo. Es un lugar agradable de visitar, pero no quiero vivir ahí dentro.

Si nunca te hubieras acercado no habría notado cuándo estabas lejos
Pero llenaste mis noches y después vaciaste mis días

Debo ser quien soy y los demás han de adaptarse. No trates de apresurar la decisión o de influir en ella. No dejes que lo que crees que piensan de ti haga que te detengas y cuestiones cuanto eres, pues, con toda seguridad, entre tus diversos yoes descubrirás que no solo existen las suficientes razones a tu favor para seguir adelante, sino también para «llevarte lejos».

Con él el amor resultaba más fácil de hacer que de decir

¿Merece la pena intentar vivir la vida para que un día te brinde algo que merezca la pena, en lugar de que casi siempre te quite cosas que merecen la pena?

Ojalá pudiera marcharme a alguna parte; el único problema es que yo también tendría que ir.