Para Ellie nada es mas sexy y exitante que las manos de un pianista. Cuando por accidente el pianista Paul la escucha hablar sobre su fetiche secreto una noche en un bar, él le hace una oferta que no puede rechazar…
«A través de el borde de mi ropa interior, trazó la línea de mis labios mayores, casi haciendo que me viniera en el momento. Debe haber sentido la descarga de corriente que corrió́ por mi sistema cuando me tocó, tiene que haberla sentido, porque solo unos segundos después, hizo a un lado mi ropa interior, apretó́ con su mano los pequeños mechones de pelo, enmarcando mi entrada lentamente, separando el vello lo suficiente para alcanzar mi ruborizado conjunto de nervios debajo de él. En el instante en el que la punta de su dedo hizo contacto con mi pungente clítoris, mi cuerpo entero se estremeció́ otra vez. El placer intenso era casi demasiado qué aguantar.»