Un verano con Maquiavelo

los grandes pensamientos políticos son siempre promesas sin cumplir.

Un año después, ¿qué sentido tiene pasar el verano de 2017 con Maquiavelo? Sin duda, el mismo sentido que Walter Benjamin le daba a la ambición misma de la historia: “Obrar como historiador no significa saber ‘cómo sucedieron realmente las cosas’. Significa apoderarse de un recuerdo tal como surge en un momento de peligro”.

Maquiavelo, como buen escritor, es alguien que sabe despertarnos. Escribe para introducir la pluma en la llaga. Escribe para reavivar no el esplendor de las palabras, sino la verdad de las cosas.

Todo el mundo lee a Maquiavelo, tanto los vencidos como los vencedores —incluso Silvio Berlusconi se atrevió a prologar El príncipe—.Entonces, ¿por qué darles prioridad a los que leen a Maquiavelo para evitar el desastre? ¿Acaso por fidelidad al destino atormentado de ese hombre? No solamente. Es porque sabemos bien que el nombre de Maquiavelo solo surge cuando ruge la tormenta. Anuncia las tempestades, no para prevenirlas, sino para enseñarnos a pensar en épocas tormentosas.

Un espectro, les digo, un espectro que merodea. No hay manera de escapar. Con él, según él, contra él o abrazándose contra él —pero nunca sin él—.

Pero el cuerpo de un escritor es en primer lugar el corpus escrito de su obra. Es ese corpus el que, después de su muerte y a pesar de la indignación y los escándalos, nunca dejará de acechar a nuestra modernidad política.

Pero escribir la historia no es volverse ventrílocuo para colocar bellos discursos en boca de personajes del pasado. Aquí, escribir la historia es darles a los Ciompi y a los Médici la misma dignidad, es hacer oír a los sin voz, es afirmar sobria y simplemente: “Esto sucedió, esto fue posible”.

No. Para Maquiavelo, escribir la historia exige describir la fuerza del conflicto, la discordia y la enemistad en el devenir político de su ciudad.

Para Maquiavelo, escribir la historia consiste en saber mostrarse desagradable

El 4 de mayo de 1519 muere Lorenzo II de Médici, a los 27 años,