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Iván de la Nuez

Teoría de la retaguardia

  • Emmanuelhar citeretsidste år
    lo que necesitamos, con urgencia, no es un arte de vanguardia sino un arte de retaguardia. Un arte que, ante la imposibilidad de amalgamarse con la vida, consiga al menos una fusión fructífera con la supervivencia
  • Emmanuelhar citeretsidste år
    No es la fuerza del arte, sino su fragilidad, lo que ha multiplicado su presencia en la narrativa. (Y no hay nada más arrebatadoramente novelesco que un héroe frágil o un ángel caído.)
  • Luz Mediehar citeretfor 3 år siden
    falta de modelos culturales, se impone la apuesta por las marcas. A falta de políticas, lo dejamos todo en mano de las finanzas. Y a falta de valores contemporáneos, nos aferramos a aquellos que parecen inamovibles (con su sobredosis de cultura “clásica” que garantice las colas a la puerta del museo cuando la taquilla flaquea).
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Paul Lafargue en El derecho a la pereza.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Ante esta apoteosis de rastros y señales, es posible intuir, a contracorriente, una mutación en la condición del artista que conoció Michaux. Así que, tal vez, ahora los artistas más interesantes sean aquellos que se apresuran a borrar su rastro. Esos que no nos interpelarían de manera obsesiva y que, de paso, eliminarían sus huellas para que no pudiéramos encontrarles.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Eudald Carbonell está convencido, al respecto, de que el capitalismo también desaparecerá en este sigl XXI. Lo curioso es que no será por medio de una revolución, sino debido a un proceso de “muerte térmica”.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Siempre y cuando exceptuemos a un anticoleccionista furibundo, como Onetti, o al detective Carvalho, de Vázquez Montalbán (tipos sin remordimientos a la hora de tirar o quemar libros), la verdad es que este dilema ha martirizado a mucha gente.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Cuando nos ponemos serios, se nos aparecen Aby Warburg, André Malraux o George Didi-Huberman. De vuelta a la ligereza, en la telaraña ambigua de la siesta, nos conectamos con teleseries como Bones, superventas como El código Da Vinci, dibujos animados como Los Simpson, o inclasificables como ese Museo Coconut, tan mordaz, tan castizo y tan cafre.
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    el siglo XXI, algunos artistas parecen suspirar por lo contrario: “¡El arte también es una ficción!”.

    O un generador de mundos imaginarios, un asunto novelesco, el cuento sin fin de una simbiosis que está dinamitando la tradicional distancia entre escritores y artistas visuales, así como el mutuo desprecio que antes pudieran profesarse.

    Ahí está, para probarlo, el intercambio entre los escritores contemporáneos y los artistas emanados de sus ficciones: Paul Auster y su Maria (¿o era Sophie Calle?), Patrick McGrath y su Jack Rathbone, Ignacio Vidal-Folch y su Kasperle, Roberto Bolaño y su Edwin Jones, Álvaro Enrigue y su Sebastián Vacca, Javier Calvo y su Matsuhiro Takei, César Aira y su Karina; Grégoire Bouillier y su, otra vez, Sophie Calle;
  • Miguel Ángel Vidaurrehar citeretfor 4 år siden
    Nunca real y siempre verdadero.”
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