Mi vida con los ángeles

«Lo importante es el mensaje, no el mensajero».

La muerte del dormido será un dulce sueño tras otro para él.

La muerte del despierto será la eterna Verdad, gozosa y sabia.

La mente se resiste a los cambios, pero el alma anhela esas vivencias, porque el cambio abre puertas al desarrollo de la conciencia y a la evolución.

Cuanto más entusiasmo ponga el sembrador, mejores serán sus frutos.

no todo lo más caro es lo más valioso.

Siempre sé tú mismo.

Confía plenamente en la fuerza invisible, sabia y justa que habita en tu interior.

Todos estamos conectados a esa fuerza.

No perdáis la confianza, la seguridad de tener una «Luz» muy especial en el camino. Sed pacientes para encarar la vida, la paciencia es una gran virtud. La impaciencia no conduce a nada bueno, sino todo lo contrario: lleva a actuar equivocadamente y a tomar decisiones erróneas.

De la misma manera en que os esforcéis obtendréis los regalos de la vida, como la facilidad de entendimiento, la adaptabilidad energética y la ayuda de los planos superiores. Estos planos influyen directamente sobre la intuición, la toma de decisiones, la fuerza y el poder de transmisión. La ley de la justicia y el equilibrio os concede, por un lado los dones y por el otro la retribución de estos.
La finalidad no es otra que el desarrollo de la ecuanimidad en el vivir cotidiano para un mayor y mejor reparto del sentimiento universal, del Amor sin condiciones.

Mensaje de Miguel
Como Guerreros de la Luz que sois en vuestro interior, nunca dejaréis de encontrar obstáculos que salvar, batallas que afrontar y conflictos que resolver a lo largo de vuestras vidas. Recordad que el guerrero duerme siempre alerta, que permanece en su puesto atento y preparado para la acción. Tiene siempre bien dispuestas sus «armas» de batalla: la tolerancia, la aceptación, el desapego, la apertura, el perdón, la voluntad, la valentía... Con todas ellas combatirá constantemente ante sus adversarios, nunca contra ellos, pero manteniéndose firmemente anclado en su lugar y mirando al frente.
Grandes dosis de fortaleza necesitará el guerrero para no decaer, por eso recurre a su caudal interior de energía, del que bebe, se baña y alimenta, donde purifica su cuerpo y lo engrandece para seguir en primera línea de batalla con valentía y tesón.