Christian Peña

Expediente X. V

  • Iranyelahar citeretfor 2 måneder siden
    todos somos culpables de la noche.
  • Iranyelahar citeretfor 2 måneder siden
    Inventar en la noche sombras en las paredes,
    eso hago,
    a eso me dedico.
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    El vivir me parecía un dolor de algo conocido o presentido, sentido antes imperfectamente y por ello con angustia –si queréis– pero conocido por mí. Sentía la posibilidad de que este dolor, esta angustia presente en la vida, bien pudiera ser una nostalgia, una nostalgia de la muerte.
    XAVIER VILLAURRUTIA
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    La angustia mística de anhelar, con todas las fuerzas de la vida, la muerte, para buscar la prometida vida eterna, convertía, nuevamente, la muerte en un medio para volver a vivir, esta vez, definitivamente. El «Muero porque no muero» me parecía y me parece aún un frenesí, si se quiere, magnífico, mas no dejo de hallar que en él la esperanza de una vida más alta, entiende la muerte sólo como el deseo de morir
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Ni la vida –me decía– es una corriente desatada e irreversible hacia la muerte; ni la muerte es sólo el término de la vida. El vivir para disponerse a bien morir o simplemente a morir, me parecían verdades de las que una verdad más profunda quedaba automática e injustamente ausente. Tampoco me satisfacía considerar la vida como una prisión de la que salimos –al fin– gracias a la muerte
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    escribo y al oprimir la pluma,
    algo como la sangre late y circula en ella,
    y siento que las letras desiguales
    que escribo ahora,
    más pequeñas, más trémulas, más débiles,
    ya no son de mi mano solamente
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Mi dolor ha crecido
    a imagen y semejanza de mi boca.
    Mi dolor se ha estancado.
    Me miro en el espejo.
    Temo cerrar los ojos y seguirlo mirando.
    Me miro en el espejo:
    el suicidio es un autorretrato.
    Son casi dos semanas sin dormir.
    Y dejé de dormir cundo empecé a soñarlo
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Si la muerte hubiera venido aquí, conmigo, a New Haven,
    escondida en un hueco de mi ropa en la maleta,
    en el bolsillo de uno de mis trajes,
    entre las páginas de un libro
    como la señal que ya no me recuerda nada;
    si mi muerte particular estuviera esperando
    una fecha, un instante que sólo ella conoce
    para decirme:

    X. V.
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Después de visitar el cementerio
    –Anoté el epitafio:
    Yace aquí silencioso y olvidado,
    el que en vida vivió mil y una muertes.
    Nada quieras saber de su pasado,
    despertar es morir, no me despiertes.–,
    retomé mis apuntes, retomé ese poema:
    ¿Será la voz lo único que crece de los muertos?
    ¿Sólo la voz germina bajo tierra?
    ¿Será la voz el bosque al que se refería?
    En ese bosque también ardieron sus amigos:
    uno de ellos se suicidó
    luego de acuchillarse los genitales,
    se colgó de las sábanas del siquiátrico
    donde lo habían recluido;
    años después, otro se disparó en la sien;
    después de un largo cáncer.
    Generación oscura, «grupo sin grupo»,
    viudos unos de otros aun sin haber muerto;
    compañeros de lengua y de besos;
    todos ellos un largo aliento.
    La voz podría ser el móvil de esas muertes;
    los libros.
    Los contemporáneos son los libros, no nosotros.
    Sólo la voz nos arde en la garganta
    al pronunciar un nombre al que ya no respondemos.
    El cabello y las uñas también siguen creciendo
    bajo tierra, así que dentro del ataúd
    la muerte ha logrado travestirlo:
    lo imagino con el cabello a los hombros y las uñas
    largas, tan largascomo las cinco letras del deseo.
    Pero sólo la voz escapa de la tierra,
    su murmullo
    es la hierba que crece alrededor de su tumba.
    Sólo la vozarde, crece, perdura.
    Sólo nos sobreviven las palabras
  • Rafael Ramoshar citeretsidste år
    Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
    cae mi voz
    y mi voz que madura
    y mi voz quemadura
    y mi bosque madura
    y mi voz quema dura […]

    X. V.
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