hacíamos ahí en medio, nada, venga pasa.
—En su casa, al primogénito le rapan el pelo cuando hay luna llena —murmuró la hermana mayor de Camilo.
Y en la tuya, les arrancan los dientes, mira esta, ya, pero a nosotras, nada, ya, a mí tampoco. Y las tres nos quedamos mirando el hueco de la escalera. Como la pequeña seguía retorciendo una y otra vez, una y otra vez, el borde de su falda, me harté y subí a mi casa