bookmate game
es
Bøger
Lourdes Pinel

Mujeres hambrientas

  • Marcia Ramoshar citeretsidste år
    hacíamos ahí en medio, nada, venga pasa.

    —En su casa, al primogénito le rapan el pelo cuando hay luna llena —murmuró la hermana mayor de Camilo.

    Y en la tuya, les arrancan los dientes, mira esta, ya, pero a nosotras, nada, ya, a mí tampoco. Y las tres nos quedamos mirando el hueco de la escalera. Como la pequeña seguía retorciendo una y otra vez, una y otra vez, el borde de su falda, me harté y subí a mi casa
  • Marcia Ramoshar citeretsidste år
    He intentado explicarle a papá que no tiene nada de malo, pero a él le enoja el chirriar de las tijeras, los ojos amputados de las fotografías, ¡esa inclinación infantil al collage, a entretenerse con los recortables como si ahora fueras una criatura!, y pega un zapatazo en el suelo con sus pies como pezuñas haciendo temblar los tablones.
  • Marcia Ramoshar citeretsidste år
    espejos. Como ya no están, me imagino caras. ¿Cómo será el reflejo del rostro de mamá? ¿Y el de papá
  • Marcia Ramoshar citeretsidste år
    A mamá le vuelve loca hacer fotos con su cámara instantánea. Cae en un delirio de ojos, trozos de dedos, esquinas de marcos y cualquier cosa que nos guste de la casa nueva. Luego, lo juntamos todo, y, así, por sorpresa, vemos cómo se convierten en criaturas de razas lejanas que nos piden a gritos que pintemos sobre ellas picos deformes.
  • Marcia Ramoshar citeretsidste år
    A mamá le vuelve loca hacer fotos con su cámara instantánea. Cae en un delirio de ojos, trozos de dedos, esquinas de marcos y cualquier cosa que nos guste de la casa nueva. Luego, lo juntamos todo, y, así, por sorpresa, vemos cómo se convierten en criaturas de razas lejanas que nos piden a gritos que pintemos sobre ellas picos deformes.
  • Marcia Ramoshar citeretfor 2 år siden
    culpable aún le huelen las manos a veneno, pero a mí me huelen los dedos al perro muerto, madre, que quién, abuelo, quién había sido, aullaron los escobones, corre, hijo mío, corre hacia las cuevas
  • Marcia Ramoshar citeretfor 2 år siden
    culpable aún le huelen las manos a veneno, pero a mí me huelen los dedos al perro muerto, madre, que quién, abuelo, quién había sido, aullaron los escobones, corre, hijo mío, corre hacia las cuevas
  • Marcia Ramoshar citeretfor 2 år siden
    arrancadas. Un hombre que debía de ser joven les recibió en el umbral. La piel de la cara, cansada; los ojos tan apagados, que parecían dos agujeros. Abrazó al chico flaco: menos mal que la lluvia de gigantes le había pillado en casa de David
  • Marcia Ramoshar citeretfor 2 år siden
    parecería mentira que esos nubarrones que amenazaban tormenta se hubieran convertido en los largos cabellos de los gigantes: ¡chico, no te asustes, no tardan en irse
  • Marcia Ramoshar citeretfor 2 år siden
    Un ojo ocupaba todo el ventanal, la pupila cuarteada por los listones en cruz, el iris inmóvil y brillante. Después una oscuridad inhóspita, habían vuelto a tapar las ventanas con las manos, murmuró Águeda
fb2epub
Træk og slip dine filer (ikke mere end 5 ad gangen)