El tantra-yoga insiste en la necesidad de incorporar y no rechazar, y en servirnos del deseo como instrumento y desafío para lograr la apertura de la conciencia, la ecuanimidad y la lucidez imperturbable. Hay algunos adagios en el tantra-yoga que merecen ser recordados: «El mismo suelo que te hace caer es en el que tienes que apoyarte para levantarte»; «La misma espada que te quita la vida te la puede salvar», o «Lo que a unos debilita, a otros fortalece». Nos enseña a acceder al deseo en forma consciente o, cuando proceda, a conscientemente suprimirlo o recanalizarlo, pero evitando la represión. El deseo, consciente y bien dirigido, se convierte así en el «tigre» sobre el que se puede cabalgar, en la carrera hacia la realización de sí; pero si el tigre nos descabalga, en el acto nos devora