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Stefan Zweig

María Antonieta

  • Esteban De la Cadenahar citeretfor 8 måneder siden
    donde habla la parte, raras veces habla la verdad
  • Erick Crespohar citeretsidste år
    Sin embargo, el buen abate se manifiesta con mucha más cautela en lo que respecta a los conocimientos y el gusto por aprender de su discípula. Traviesa, falta de atención, alborotadora, de una vivacidad mercurial, a pesar de su gran facilidad de comprensión, la pequeña María Antonieta jamás ha mostrado la menor inclinación a ocuparse de ninguna cuestión seria. «Tiene más entendimiento del que se suponía en ella, pero por desgracia hasta los doce años ese entendimiento no ha sido habituado a concentración alguna. Un poco de pereza y mucha frivolidad me han hecho aún más difícil darle clase. Empecé durante seis semanas con los fundamentos de las bellas letras; ella entendía bien, juzgaba correctamente, pero no conseguí moverla a profundizar en las cuestiones, aunque sentía que tenía capacidad para hacerlo. Así que finalmente acepté que sólo se la puede educar si al mismo tiempo se la entretiene».
    Diez, veinte años después, todos los estadistas se quejarán casi con las mismas palabras de esa falta de voluntad de pensar unida a un gran entendimiento, de ese aburrido escapar de cualquier conversación profunda. Ya en la niña de trece años se manifiesta por entero todo el peligro de ese carácter, que sería capaz de todo y no quiere realmente nada. Pero en la corte francesa, desde que empezó la era de las amantes, se aprecia más el porte de una mujer que su contenido. María Antonieta es guapa, aparente y de buen carácter…, con eso basta. Y, así, por fin en 1769 parte la largamente anhelada carta de Luis XV a María Teresa, en la que el rey pide solemnemente la mano de la joven princesa para su nieto, el futuro Luis XVI, y propone como fecha para la boda la Pascua del año siguiente. Complacida, María Teresa acepta; después de muchos años de preocupación, esta mujer trágicamente resignada vive una vez más una hora brillante. Ahora parece asegurada la paz del imperio, y con ella la de Europa. A través de correos y estafetas se anuncia
  • Erick Crespohar citeretsidste år
    Así que finalmente acepté que sólo se la puede educar si al mismo tiempo se la entretiene».
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    Pero la responsabilidad es inmensa; una mujer no puede dar la orden de lucha en presencia de un rey de Francia
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    camino intermedio, que en política en todas las épocas es el más erróneo.
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    Ésta es la maldición de nuestra noble casa, | andar titubeando a mitad de camino y a media acción, | con la mitad de los recursos].
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    Cenit y nadir del rococó,
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    Ya no decide el trabajo, sino la intriga, no el mérito, sino la protección; el que más dobla la espalda en la recepción matinal de la Pompadour o la Dubarry es el que más sube; en vez del hecho vale la palabra, en vez de la esencia, la apariencia.
  • Nadia p.har citeretfor 2 år siden
    ¿Es que no hay entre los arquitectos, decoradores y tapiceros franceses nadie que comprenda que las imágenes representan algo, que las imágenes actúan sobre el sentido y el sentimiento, que causan impresiones, que suscitan presagios
  • Alvaro E. Segovia Garcíahar citeretfor 3 år siden
    la desdicha del hombre medio no sentir por sí mismo necesidad alguna de medirse, no sentir la curiosidad de hacerse preguntas acerca de sí mismo, antes de que el destino se las haga: deja dormir sus posibilidades dentro de sí sin emplearlas, deja atrofiarse sus verdaderas dotes,
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