No es casual que Orozco sea un lector atento de Borges. Una de las claves de su arte está en las paradojas (un auto inmóvil, un corazón de terracota forjado con las manos, la apariencia orgánica de los materiales industriales), análogos visuales de las oposiciones que disparan los relatos de Borges (el traidor que es héroe, la india de ojos azules), abiertos en la tensión irresuelta de las polaridades a múltiples sentidos e interpretaciones