supuesto, existen ejemplos muy sencillos. Si comparamos un alimento fresco, como carne, pescado, verduras, frutas o huevos, con un producto listo para consumir como una pizza o una palmera de chocolate, no hay forma de equivocarse. Pero ya hemos visto un ejemplo anteriormente de que no siempre es igual de sencillo. Por esa razón, diversas organizaciones y grupos de científicos han intentado desarrollar métodos para clasificar los alimentos en función de su grado de procesamiento.