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Bøger
Ruth Gutiérrez Álvarez

La ausencia de los mundos asimétricos

  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Te dejaré así,
    intacta,
    en mi memoria,
    y no hecha pedazos.
    Y nos refugiaremos en mis sueños,
    en aquel en el que nos quedábamos solos,
    solos tú y yo
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Allí, en mi sueño,
    me dirás al oído:
    “Mira,
    mira cómo brilla,
    tuya y mía,
    mi amor,
    esta soledad”.
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    La encontraron en la orilla de una carretera sin asfaltar.

    Desnuda,

    llena de golpes y heridas,

    con la medalla que ganó en un concurso rodeándole el cuello.

    Perdona que te dé tantos detalles.

    Quiero que sepas que va en serio
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    ¿Qué tendría que pasar para que fuéramos
    corazón, amante, viento, pulmón?
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Y él me habla de dolor.
    De miedo y rechazo.
    De odio y desprecio.
    De puentes y suicidios
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Y le sigo hablando de amor.
    Le digo que si alguien te quiere,
    tiene que quererte sin embozos,
    verte en toda tu fealdad y quererte
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Un poco de color en los párpados para ocultar la tristeza.

    Otro poco de rojo en los labios para que solo pronuncies
    palabras bellas.

    Ahora en las orejas, para que nunca más escuches
    mis silencios ni mis enfados.

    Y rosa en las mejillas,

    como los niños,

    para recuperar la inocencia
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Y ahora soy yo quien le habla.
    Le hablo de heridas y derrotas,
    de errores y flaquezas,
    aunque, en realidad, le estoy hablando de amor
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    No escondas la cara, papá.
    Que verte llorar es lo más bonito que nunca me hayas ofrecido.
    Que quisiera verte llorar cada segundo del día.
    Que yo me enjuagaría la piel con tus lágrimas.
    Que no tienes que ser un hombre fuerte, papá.
    Los hombres fuertes devoran el corazón con uñas y dientes
    y luego escupen los restos en una cuneta.
    Y nosotros nacimos de ahí,
    de los restos que nadie quiso de un flojo corazón.
    Y por eso nacimos enfermos.
    Y vulnerables.
    Porque nacimos ya derrotados
  • Brenda Edith Chávez Aguilarhar citeretsidste år
    Antes te veía gigante, papá,
    como un hombre muralla.
    Y pensaba que tus manos eran dos rocas capaces de coger el sol,
    de alcanzarlo con los dedos
    y ponerlo a mis pies para que no pasara frío.
    ¿Queda algo de aquel hombre ahí dentro, papá
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