La Biblia que leyó Jesús

Si la más impresionante lección sobre Dios en el Antiguo Testamento es que él es personal e íntimo, su más impresionante lección sobre los seres humanos es que le importamos.

parecían estar aliviados al pensar que su Dios, contrario a los dioses paganos a su alrededor, había optado por definir la relación que deseaba tener con ellos.

En nuestro medio ambiente secularizado e industrializado, podemos pasar toda una semana, no solo un día, sin encontrar algo que nos recuerde que este es el mundo de Dios.

Sin el Antiguo Testamento, siempre tendremos una visión empobrecida de Dios. Dios no es una construcción filosófica, sino una Persona que actúa en la historia:

nuestras raíces son tan profundas en el pensamiento del Antiguo Testamento que en muchos sentidos —derechos humanos, gobierno, trato con los vecinos, nuestro entendimiento de Dios— ya estamos hablando y pensando como el Antiguo Testamento.

Son tantos los conceptos y palabras que usamos diariamente que se derivan del Antiguo Testamento —nuevo, individual, persona, historia, libertad, espíritu, justicia, tiempo, fe, peregrinaje, revolución— que nos es difícil imaginar el mundo y nuestra posición en él sin tomar en cuenta la herencia judía.

Toda persona en la tierra tiene una dignidad humana intrínseca.

Utilizando diferentes autores y situaciones culturales, Dios desarrolló un documento completo de lo que él quiere que sepamos; de una manera extraordinaria, todas las partes encajan de tal forma que emerge una sola historia.

las recompensas que ofrece el Antiguo Testamento no se obtienen fácilmente. Aprender a sentirse a gusto en sus páginas tomará tiempo y esfuerzo.

había identificado las dos barreras principales en cuanto a leer el Antiguo Testamento: no siempre tiene sentido, y el sentido que tiene molesta a los oídos modernos.