Pienso en Lucas y en el modo en que hacía contrabando de recuerdos, el modo en que producía un continuo, y me lo imagino como un pirata, una calavera riéndose y huesos, ahora, y me hace desear levar el ancla una vez más, volver a la casa que tenía en Gartlea, esa galería silenciosa, y zarpar en dirección a la isla, al planeta, o al período vital más cercanos; sea lo que sea, me lleva la corriente. Sin embargo miro la foto con más detenimiento y me doy cuenta de que estamos lejos de tierra y andamos tan errantes como una paloma que llevara una hoja en su pico, sin tan siquiera un indicio del futuro, y por eso me siento de nuevo en mi mesa y escribo esta carta y la meto en una botella y la tiro al mar con la esperanza de que llegue a ti. Escribe pronto. Te echo de menos.