es
Haruki Murakami

Tony Takitani

Giv mig besked når bogen er tilgængelig
Denne bog er ikke tilgængelig i streaming pt. men du kan uploade din egen epub- eller fb2-fil og læse den sammen med dine andre bøger på Bookmate. Hvordan overfører jeg en bog?
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    La soledad había vuelto a infiltrarse en él como un tibio caldo de oscuridad. «Todo ha terminado», pensó. «Haga lo que haga, todo ha terminado».
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    único que aún percibía era la sensación de pérdida dejada por algo que había existido. A veces ni siquiera lograba recordar con claridad el rostro de su esposa.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Por todo recuerdo, quedó su trombón y una vasta colección de viejos discos de jazz. Tony Takitani los dejó, dentro de las mismas cajas en que los había traído, sobre el suelo del vestidor.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    En resumen, era como si tuviera que ir ajustando, poco a poco, la presión atmosférica del aire que había a su alrededor. Necesitaba ese periodo de tiempo. Y, mientras tanto, le era preciso que ella estuviera cerca de él vistiendo la ropa de su esposa.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Era una visión cegadora. La joven creyó que le faltaba el aire. Los latidos del corazón se le aceleraron. «Se parece a la excitación sexual», pensó ella.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Ella no sabía si a ese sentimiento se lo podía llamar amor, pero sentía que dentro de él se escondía algo maravilloso. Y pensaba que podía ser muy feliz a su lado. Y se casaron.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Para él, no estar solo era algo extraño, pero en cuanto había dejado de estar solo le había asaltado una angustia espantosa al pensar en qué sería de él si volviera a estarlo.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    sentía la pulsión de comprarlo. No se trataba de que lo necesitara o no, o de que tuviera muchos o pocos. Se trataba de que no podía evitarlo. Sin embargo, dijo, aquello (y lo comparó con una adicción a las drogas) no podía continuar. Se curaría.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Hablaban y hablaban, como si estuvieran llenando algún vacío. Y, la quinta vez que se vieron, Tony Takitani le pidió que se casara con él.
  • Kevin Gonzálezhar citeretsidste år
    Mientras ella reflexionaba, Tony Takitani vivió unos días infernales. No podía trabajar. Bebía todos los días, solo. La soledad se le hizo tan opresiva que lo paralizaba, provocándole una gran angustia. La soledad empezó a parecerle una prisión. «¡Y pensar que nunca me había dado cuenta!», se decía.
fb2epub
Træk og slip dine filer (ikke mere end 5 ad gangen)